31 Mar La historia de la baguette
Todos sabemos de la existencia de ciertos alimentos que están fuertemente relacionados con un país. Este es el caso de la baguette con Francia, lugar en el que es una pieza básica de cualquier comida. Aunque los orígenes de la baguette no están claros, la importancia que adquiere este pan en Francia a lo largo de la historia es única.
La baguette, historia de Francia
La palabra baguette hace referencia a la forma de alargada o de palo de este pan. Fue a mediados del siglo XIX cuando se empezaron a popularizar en Francia, aunque su origen no está claro y existen muchas teorías sobre él.
Una de ellas afirma que las primeras baguettes se hornearon en Viena (Austria) en hornos a vapor. Esto es lo que provocaba que el pan tuviera su característica corteza crujiente y su miga blanca.
Otra de las teorías afirma que se popularizó el corte de este pan por medio del ejército de Napoleón. El pan era cortado en esta forma alargada para que pudiera caber en los bolsillos y se pudiera transportar más fácilmente.
Su uso está muy extendido en todo tipo de comidas. Desde las típicas tostadas de mantequilla o mermelada para desayunar hasta el acompañamiento de comidas y cenas. Se estima que el 90% de franceses va todos los días a la panadería a comprar su tradicional baguette.
Por ello, este porcentaje tan alto se debe a las distintas posibilidades de consumirlo. Podemos afirmar que es muy complicado no encontrarnos con alguna baguette en un hogar típicamente francés. La versatilidad a la hora de consumir una baguette hace que sea un alimento base para la gastronomía francesa.
Una baguette estrictamente francesa debe de estar compuesta solo por cinco ingredientes: agua, harina de trigo, levadura, masa madre y sal. En caso de llevar algún ingrediente más, el panadero debe cambiar el nombre de la receta.